viernes, 30 de septiembre de 2011

Como en los viejos tiempos...



La presión. Seguro que  me subió la presión. ¿Y cómo no? Con este acoso permanente, con desautorizarme uno tras otro, uno tras otro... ¡A mí! justamente a mí, que fui uno de aquellos hombres nobles y valientes que salvamos la patria del yugo marxista en su hora más oscura... ¡A, no! no hay derecho. Ni lo hay. El error fue nuestro. Pecamos de compasivos o ingenuos. ¡No debimos dejar títere con cabeza! Pero estos comunistas son como la hidra, ¡Les cortas la cabeza y les crecen siete más! Y con las esperanzas que teníamos en este gobierno. ¡Por fin todo volvería a ser como antes! Nos pasearíamos por La Moneda como en los buenos tiempos. Tendríamos a raya a los revoltosos de siempre, a los hippys trasnochados, a los pelucones indecentes, a los sodomitas, a las feministas y, sobre todo, a los comunistas asquerosos... ¡Pero nada de eso! Ese mequetrefe bracicorto no hace nada... ¡Todos se le suben por el chorro! La verdad nunca le tuve mucha fe, mucha confianza... malos antecedentes. Papás demócrata cristianos... nada bueno podía salir de ahí. Pero igual, uno esperaba que gobernando con el partido del beato Guzmán las cosas serían mejores... nada. ¡Y yo tengo que soportar a esos mocosos insolentes! ¡Yo, que en un acto magnánimo les permito estudiar en una comuna y en unos colegios que no son para ellos, que no les pertenecen, que ni en sus sueños podrían imaginar! ¡Y los perlas, los señoritos y señoritas, los rotos malnacidos se toman los colegios! ¡Exigen!, ¡Sí, ex-i-gen gratuidad! ¡Exigen desmunicipalización! ¡Qué quieren! ¡Qué quieren! ¿Volver a los tiempos de la ENU? ¡Jamás! ¡Por qué no se irán a Cuba esos apátridas! 

Sin embargo... sí... sí... quizá se podría... hacer una llamadas, ¡Viejos amigos! Amigos retirados... amigos que saben, que también asistieron a la Escuela de las Américas, tal vez... podríamos reorganizar algunos métodos de control... de seguridad. ¡Parar estos flagrantes delitos contra la seguridad interior del Estado! Quién sabe... quién sabe... un Opala negro y sin patente en una esquina... las noches son peligrosas. Un jovencito revolucionario podría desaparecer fácilmente entre tanto carrete y droga... sí... no es mala idea... no. No es mucho lo que se necesita. Un catre viejo. Algunos cables. Unos tambores con agua sucia... sí, sí... como en los viejos tiempos, tiempos alegres... todo sea por la patria, por la seguridad, por la paz... Tejas verdes no está tan lejos... sí, como en los viejos tiempos...

1 comentario:

Unknown dijo...

labbe