martes, 15 de diciembre de 2009

Necio



Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
mas yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces)
(El Necio,  Silvio Rodríguez)


Debo confesar, queridos amigos en el espacio, que la desazón y la amargura, se apoderaron de mi corazón la tarde del domingo recién pasado. Una desazón y una amargura aún más fuertes que las que suelo llevar a cuestas tradicionalmente. Y cómo no, si presenciaba con estupor lo que para mí constituye una afrenta a la dignidad de un pueblo, de una nación... pero lo que es peor, una afrenta perpetrada por el mismo pueblo contra sí. Presenciaba que es cierto que el dinero y el poder económico todo lo pueden, todo lo compran, desde una mesa a una conciencia, desde un auto a un voto, a un senador, a un diputado... a un presidente.
Yo me considero un hombre de izquierda, católico y libre, aunque algunos crean que una combinación así no es posible. Me sé, además, medianamente inteligente. Lo suficiente, al menos, para saber que la Concertación ha cometido muchos errores en veinte años, pero es esa misma inteligencia la que me hace saber, intuir, desconfiar y predecir que en la derecha, esa que es la misma de antes, nada bueno hay. Se cambiaron un poco las máscaras, pero siguen siendo los mismos que gobernaban con los militares. Los mismos que se enriquecieron a costa del sufrimiento del pueblo, los mismos que iban a misa como si nada mientras aquí se mataba, se torturaba y se hacían desaparecer a miles de chilenos y ellos no decían nada..
Por eso mi desconcierto, mi desazón. Porque presencié como otro candidato que se decía de izquierda, prefería, según él por respeto a los pobres y a la clase media, entregarle a la derecha las llaves de La Moneda. Porque fui testigo, además, en tantas partes de mujeres y hombres, de trabajo, pobres, vendiéndose a las lisonjas de la derecha que les regala unos tarros de conserva, unos calendarios y promesas absurdas.
Pero ahora es cuándo. Ahora es cuando se debe superar esa desazón y luchar más que antes por lo que creo. Por no permitir que los que ya tienen "casi todo" lo tengan "todo". Aunque las encuestas estén en contra, aunque se llene de traidores la calle, aunque muchos me digan que todo está perdido y que hay que resignarse... todavía tengo el derecho de creer que hay más chilenos que como yo, queremos un mundo más justo para todos y no solo para quienes puedan pagarlo.
Todavía tengo el derecho de ser todo lo necio que quiera.