martes, 11 de septiembre de 2018

Seguiremos






Y tú, ¿dejarías de buscar?
dime, hermano, en verdad, ¿detendrías tu búsqueda?
dejarías de levantar las piedras?
de apartar el polvo de los desiertos con tus manos?
Hermano, hermana. Hombre, mujer o niño,
vecino, compatriota
dime, ¿claudicarías? ¿acaso el tiempo aplacaría tu dolor?
desvanecerían los años el recuerdo amado?
la ausencia se llenaría de nuevos recuerdos?
Dime, hermano, sinceramente
si a la mitad de la profunda noche
a patadas en la puerta, hermano,
entraran hombres que fueron hombres
y te arrancasen el corazón
que puede ser una madre
que puede ser un hijo
que puede ser una hermana, hermano
dime, ¿no bajarías al mismo infierno para encontrarlo?
Conozco tu respuesta, hermano, hermana.
Todos la sabemos y aun así, hermano,
hay quienes pretenden que olvides
puerilmente te piden que voltees la hoja
que guardes los claveles rojos
y la foto que por años has prendido a tu pecho.
Pobres almas
Pobres almas
Se puede olvidar la mano de tu madre en tu frente?
se puede olvidar el picor de la barba tu padre al besar tu mejilla?
puede olvidar la madre el dolor con que parió a un hijo
y cómo ese dolor se disolvía en amor?
No hermano.
No hermana.
Nunca dejaras de buscar
el corazón y la sangre de nuestros hermanos
sigue clamando
desde los abismos del mar
desde el polvo y sus raíces
en cada sitio donde el odio pretendió borrarlos
desaparecerlos
negarlos
en cada calavera
en cada zapato
en cada pedacito de hueso
está el triunfo de la vida,
hermano, hermana.
Seguiremos buscando.