lunes, 31 de marzo de 2008




¡Me hierve la...!

Con idiganción, con rabia malsana, con furia, con cólera. Con todas mis tripas y crujir de mis huesos, siento el inminente fin de los Ferrocarriles del Estado. Ya sé que quizá soy repetitivo y que esta queja es de plano inútil y yo no soy más que un tonto soñador con alma de poeta frustrado, pero que le voy a hacer. Me da rabia y me siento del todo impotente porque sé que nada puedo hacer. Que yo, más todos los románticos que aman el tren, más los ferroviarios, más las personas de los pueblos que vivían gracias al tren, ni nos acercamos al peso de un economista que nos ve como bichos raros.

¡Si no hay rentabilidad no sirve! esa es la consigna en este país dominado quizá para siempre por los Chicago boys que no tienen alma ni corazón, si les abriéramos el pecho solo encontraríamos algo parecido a un batracio negro y viscoso y en sus frentes tienen algo parecido a la marca de Caín, solo que es un tatuaje que dice: in dolar we trust. Ellos no ven personas, solo cifras, porcentajes.

Me da rabia haber confiado mi voto y mis esperanzas a quienes prometieron un Chile mejor y hoy solo nos entregan un Chile mejor solo para ellos, un Chile cada día mejor solo para quienes han vivido siempre de la mejor manera. Recuerdo haber leído por ahí, alguna vez, acerca de un "Estado docente", de una "Función social del Estado", pero ya ni sé si eso fue verdad, hoy solo sé que cada uno se rasca como puede y si no puede, no importa, uno menos en la perfecta inecuación del Chile del siglo XXI. ¡Y yo voté por usted señor Lagos, yo creí en usted, confié en verdad de corazón en su "estoy contigo"!

Quizá nunca cumpla mi sueño de viajar hasta Puerto Montt en tren. Es lo más probable. Pero la esperanza es imposible de matar, si la perdiéramos, seríamos los seres más desdichados de la tierra. Quizá otros hombres mejores que éstos que nos gobiernan hoy (concertación y derecha son prácticamente lo mismo para mí ya), menos egoístas y más humanos, vuelvan a acordarse de esa tontería que dice la constitución: "El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo que debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible..."

Yo, me tragaré mi rabia y seguiré soñando que recorro el sur a través de una vía férrea...
Un día más, un sueño menos.
Vale.