lunes, 20 de noviembre de 2006


"Press start to play..." Video juegos y yo....

No me da para nada vergüenza reconocerlo. Sí, me gustan los videojuegos, y en particular los de consola. Más bien, los de Nintendo (sí, nunca me ha terminado de convencer el PlayStation).
Todo comenzó con la (hasta altura no sé si afortunada o aciaga) idea de mi padre de adquirir un computador por el 85. Ese fue mi primer encuentro con los compuatadores y los videojuegos. Para mi decepción, no era un Atari, como pensaba, sino un computador completamente desconocido para mí: Commodore 64. Hasta hoy, el C64 es el computador más vendido de todos los tiempos, y superaba con creces al Atari más moderno de la época, pues tenía la increíbe cifra de (tomen asiento, por favor) 64 kilobytes de memoria ram ¡Oh my God!. Pensar que solo años después tuve una agenda personal Casio con esa memoria y cabía en mi bolsillo.

En el viejo C64 mi hermano y yo aprendimos los fundamentos de la computación y los juegos electrónicos. En ese ordenador y cargándolo desde casetes jugué por primera vez Donkey Kong (aún recuerdo que se escribía Ready: load "DK"). En ese entonces jamás hubiese creído que existiría un juego como el Donkey Kong Country para Snes. En fin, pasó el tiempo.

Mi fervor por los juegos no creció mucho sino hasta por allá en el 92. Mi amigo Mauricio recibió un regalo inesperado: una extraña consola que su padre le trajo de la zona franca de Iquique; su nombre "Family": la versión pirata de la Nintendo Entertaiment System (Nes). No había mucho que llamara mi atención hasta que vi a un bigotudo personaje que saltaba, crecía al ingeriri hongos y podía arrojar conchas de tortugas a sus enemigos: Super Mario Bross. ¡Realmente increíble! Nunca había vsito algo así: música, movilidad, enemigos, gráficos, etc...

Por un año ahorramos con mi hermano, hasta que nos compramos en Almacenes Paris (no me pregunten como me acuerdo de esos detalles) la original Nintendo, con el SMB y el juego de matar patos Duck Hunt. Buscamos un videoclub donde arrendaran juegos (Videoclub "Gómez", tenían una credencial de chiste) y los fines de semana trasnochabamos para sacarle el jugo a los 300 pesos que costaba arrendar un cartucho. ¡Noches sin dormir para terminar los 6 Megaman de Nes! ¡Qué tiempos!

Después vino la Super Nintendo: 16 bits de entretención: Super Mario World, Mario Kart, DK Country, Megaman X, The legend of Zelda: A Link to the past, y tantos otros...
Llevarse la entretención en el bolsillo fue el siguiente paso: un GameBoy usado, para jugar al verdadero Tetris (¡vaya música la de ese juego!), y años después encontrarse con los amados y odiados Pokémon.

Después, ya en la universidad, me encontré con el que creo es el mejor juego que he jugado nunca: The legend of Zelda: Ocarina of time, para Nintendo 64. ¡Me demoré 6 meses en terminarlo y 8 en encontrar todos los ítemes. Mención honrrosa para el Mario 64 y el Mario Kart 64.

En el GameCube no he encontrado muchas maravillas (quizá porque insisto en mi fidelidad a Nintendo sin cambiarme al PlayStation), aunque el Zelda Wind Waker no deja de ser un gran juego, al igual que el Super Smash Bross.
Lo único que me queda en concreto, es que esta Navidad, tendrá que hacer grandes esfuerzos para no gastarme el 90% de mis sueldo en una Wii, sobre todo después de ver el Zelda Twinlight en video.

Recen por mí (o mejor, regálenme la Wii...)