sábado, 18 de septiembre de 2010

"Tengo fe en Chile y su destino"



No quisiera ahora discutir la legitimidad de la fecha, ni mucho menos entrar en argumentaciones extensas y fútiles que nos llevaran a tomar partido respecto a si se trata de esta fecha o no el bicentenario, la idependecia o, si es que, existe realmente algo que celebrar. Esta vez me permitiré, simplemente, sentirme chileno.
Hoy quiero sumarme a la felicidad de las personas, aunque no estemos muy concientes de por qué estar felices. Hay tanta historia en Chile, y si la miramos detenidamente, quizá debiésemos estar tristes en lugar de alegres... pero hoy, hoy amigos, me sentiré alegre por aquello que puedo estarlo, por aquello que me da alegría.
Hoy me alegro por Lautaro y la libertad.
Hoy me alegro por Valdivia y su tenacidad
Hoy recorroro los polvorosos caminos con José Miguel y sus hermanos
y me tomo un vaso de vino en Chillán con O`Higgins.
Hoy me disfrazo de otro junto a al guerrillero Rodríguez
para despistar porbres soldados españoles
Hoy camino por el desierto junto a los soldados del caliche
y me despido de Prat y su corazón de mar
Hoy peleo por la defensa de la Patria ante los capitales foráneos
y lloro la partida del presidente Balmaceda
Hoy levanto el puño junto a los obreros en la Escuela Santa María
y me dejo matar por la dignidad del pueblo
Hoy me emociono hasta las lágrimas porque un sencillo profesor de pueblo es presidente
y lo lloro unos pocos años después, junto al todo el pueblo
Hoy mi corazón se maravilla porque un cura ha dicho ¡Justicia social!
y a formado sindicatos, sacado niños de bajo los puentes, le ha dado un Hogar a Cristo
Hoy me alegro por la Reforma Agraria 
y el campsino digno que tanto ha esperado
Hoy me alegro por la CUT y los obreros
y mi abuelo que luchó toda su vida por una Patria mejor
Hoy festejo con el pueblo que ha dicho ¡Revolución! en las urnas
y por el cobre de, por y para los chilenos
Hoy me duele, otra vez, la traición y la felonía
y me duele el presidente muerto en La Moneda
Hoy resisto junto al pueblo digno la bota asesina de cuatro verdugos
y me uno a mis hermanos en torno a la palabra libertad
Hoy recuerdo a quienes nunca regresaron
y lloro con la madre, la esposa, la hija, que se fueron esperando
Hoy salto de júbilo porque, otra vez en paz, dijimos ¡NO!
y el tirano no tendrá un sitio en esta tierra donde descansar
Hoy me invade el espanto de la primera tumba abierta en Pisagua
y no se detendrá hasta que aparezca el último de mis hermanos
Hoy estoy feliz porque se acabó la desnutrición
pero miro con recelo el exceso
Hoy me siento satisfecho porque no hay niño que no vaya a la escuela
pero me preocupa saber qué están aprendiendo
Hoy celebro mi libertad, pero no puedo evitar preguntarme
¿Qué estamos haciendo con ella?
Hoy, amigos, compañeros, compatriotas,
celebro la libertad y la dignidad del pueblo chileno.
Pero esta es una batalla inconclusa
durará mucho más de doscientos años
es, tal vez, eterna.
Aún así, como dijo el compañero presidente en su último discurso: "Tengo fe en Chile y su destino"