lunes, 8 de septiembre de 2008



This is the end

¿Y si el mundo se acabase mañana?
No es una pregunta nueva. Muchas veces la he escuchado, pero como nunca me he considerado muy apocalíptico, no le había tomado el peso. La verdad, el fin de mundo me sigue pareciendo lejano. ¿O no?
Las visiones agoreras de un final catastrófico donde un Dios lejano y vengativo (como si Dios necesitase vengarse de nosotros, ja) se desquitase de estos pecadores que somos, me causaba una mueca entre fastidio y risa. Nunca creí en cielos que se abrían arrojando fuego a los hombres ni en océanos de sangre (como el Blood Pond del infierno en Dragon Ball, con ogros y todo). Para mí, todos esos eran cuentos de predicadores chapuceros, ávidos del diezmo con que se sustentan a costa del miedo y la ignorancia de mucha gente. Tampoco le di mucha importancia a las amenazas de la ciencia, que tantas veces vimos en el cine y la televisión. Robots que se vuelven contra sus creadores (así como Mega Man contra los robots del doctor Wily), demasiado lejanos. Asteroides que nos impactan, los detectaríamos a tiempo -creo-. Bombas atómicas, tal vez como en Dr. Strangelove, pero difícil sin la Urss en el camino. Además, si nos hubiésemos matado con las bombas, lo habríamos hecho en la Guerra Fría y no ahora en el posposmodernismo. ¿Alienígenas? Sí, seres capaces de surcar el universos, con tecnología infinitamente superior, que consiguieron no exterminarse ellos mismos, vendrían a la tierra solo para matarnos por matar. No me cuadra. Nada me preocupó. Hasta ahora.
En unas horas, en Europa, comenzará a funcionar un acelerador de partículas que durante años se ha estado construyendo en el subsuelo de Suiza. Sí funciona como es debido, significara comprobar o echar por tierra años de teorías en el campo de la física. Un gigantesco avance para la ciencia y la humanidad. Si funciona...
Porque si no funciona...
No son pocos los físicos que han planteado sus temores respecto al LHC (que así se abrevia el acelerador). Sostienen que puede formar agujeros negros que, al igual que los que existen en otras regiones del cosmos, podrían tragarse todo. Eso, claro, nos incluye a NOSOTROS. Glup.
Es la primera vez que me siento un poco inquieto ante la posibilidad del fin. Y no tanto por mi posible muerte, sino más bien por la desaparición de la humanidad completa. Al cabo, yo solo soy un hombre y si desaparezco nada cambiaría mucho. Pero, ¿todo los que fuimos los humanos, borrado de un solo golpe? ¿Quién nos recordará? ¿quién guardará nuestras obras de arte? ¿nuestras humildes construcciones? ¿una copia del Quijote? ¿Quién dirá: este es el fruto del cerebro humano? o ¿Alguien, en algún lugar, sabrá que existieron alguna vez los seres humanos?
No sé si realmente estemos solos en el universo, ni menos los planes que Dios (que al igual que Einstein no creo juegue a los dados) tiene para nosotros. Solo sé que no quisiera que desapareciéramos del todo. No se me ocurre algo más terrible. No imagino un destino más angustiante. Morir es una cosa. Desaparecer, otra muy diferente.
Por si acaso, fue un placer conocerlos. Hasta siempre.