jueves, 24 de agosto de 2006

Moda...
¿Singularizarse para pluralizarse?

El diccionario de la RAE (la que "limpia, fija y da esplendor") define la moda como: Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país, con especialidad en los trajes, telas y adornos, principalmente los recién introducidos. Pese a que a mí esta definición me queda bastante clara, al parecer muchos hoy no la entienden bien.
Gracias a la inauguración de la línea 4A del Metro de Santiago, ahora tengo la posibilidad no sólo de llegar antes al trabajo, sino también la de observar más gente y más heterogénea. A esa hora los que más viajan son estudiantes, inclusive a veces me encuentro con alguno de mis alumnos. Hoy fue así, y él mismo reparó en algo que hace tiempo ya venía pensando. Me dijo: "Profe, todos se cortan el pelo igual", refiriendose a los escolares del vagón. Y era verdad. Y no solo el pelo, la ropa, los accesorios, las zapatillas... ¡Todo era increíblemente parecido en sus vestimentas!
No ha sido una discusión nueva esta de la moda con algunos de mis alumnos o alumnas. "¿Por que te perforas el cuerpo o usas los pantalones a mitad del traste" he preguntado varias veces y siempre recibo las mismas respuestas:
  • "Porque se ve bakán" (con esos argumentos, menos mal que no les atrae la política...)
  • "Porque es el estilo de la música que me gusta" (se imaginan que a todos los que les gusta Beethoven piensen que para poder escucharlo dignamente deben vestirse como él)
  • "Porque va contra el sistema".
De todas las respuestas, esta última es la que más llama mi atención. No se imaginan cuanto me divierto ácidamente escuchando las ponencias de "qué es el sistema" que me dan los atribulados muchachos. ¡Cómo les han vendido la pomada, por Dios!
¿Así que uniformarse de acuerdo a cierta tribu urbana es ir contra el sistema? Pobres lo que piensan así...
Por cuántos años escuchamos a los escolares quejarse de el uniforme de pingüino que debíamos usar (recuerdo que hasta habían chalecos azul marino con un pingüino como insignia), pero ahora andan todos vestidos iguales... ¿Y el corte de pelo? No querían usarlo corto, pero ahora se ven más uniformados que antes.
Si el uniforme los hacía parecer soldados conscriptos, ahora parecen soldados con uniforme de fiesta. Resulta que querer ser únicos y particualares por la forma de vestirse terminó siendo todo lo contrario. Y vamos pagando 40.000 pesos por las zapatillas de cuero sintético que hizo algún esclavo chino o inmigrante ilegal. Luchamos contra el tan vapuleado sistema enriqueciendo al dueño de la marca de ropa que compramos. ¡No meten en dedo en la boca y pagamos por eso!
¡Dios nos libre!
No quiero parecer extremista. A mi también me gusta verme bien (dentro de mis limitadísimas posibilidades) usando cierta ropa. La moda es algo normal, pero no puede ser el centro de mi vida, mi preocupación primera.
Para luchar contra la injusticia, no se necesitan ni piercings, ni expansiones, ni zapatillas and1, ni pantalones a la cadera. Si no me creen, pregúntenle a Ghandi, el padre Hurtado, el che Guevara y, como no, a Jesucristo.