lunes, 12 de enero de 2009


La infamia


Muchos temas rondaba mi mente hace tiempo respecto a qué escribir. La verdad, hace mucho que no lo hago y lo peor es que tenía mucho de qué hablar. Sin embargo, un tema en particular me impulsó a hablar: los "falsos" detenidos desaparecidos.
No puedo negar mi indignación al enterarme de que hubo quienes se aprovecharon del dolor y la trágica desaparición de muchos compatriotas para sacar réditos personales y aprovecharse del Estado que intentaba reparar de alguna manera el daño que sus agentes en tiempos oscuros de nuestra historia causaron. Juicio y castigo para ellos. Para esos pocos que sobrepusieron a cualquier dignidad su propio egoísmo.
Pero mi indignación mayor vino después. Mi indignación mayor es para quienes se aprovecharon de esta trágica situación personal para sacar créditos políticos y, además de pasadita, volver a poner sobre el tapete la "verdad" de los detenidos desaparecidos: que son un invento de la izquierda y el marxismo internacional.
Estos siniestros personajes, que desde llegada la democracia permanecen en las sombras o se han colocado la máscara de "demócratas", siguen moviendo los hilo para que su teoría de de que los detenidos desaparecidos están veraneando en Cuba desde hace unos treinta años sea creída por los chilenos. Esos íncubos de Pinochet -a los que por respeto no llamaré personas- quieren que nos traguemos eso de que no existen detenidos desaparecidos, a pesar de los cientos de cadáveres que sabemos se encontraron, de las miles y miles de hojas de expedientes que duermen en tribunales y de los pocos testigos que se atrevieron a decir la verdad.
Para sustentar sus denuncias, señalaron a los cuatro vientos que tenían nombres, listas, testigos oculares que habían visto caminando muertos solo de la risa a los desaparecidos. Revelarían la gran verdad, la historia tendría que reescribirse. La ineptitud del gobierno quedaría al descubierto y Punta Peuco Resort, desocupado. De paso, su candidato presidencial resultaría favorecido, pues sería el garante de la verdad.
Se le olvidó a los homúnculos que la verdad siempre aflora. Y que por más tierra que le echen encima, por más que la arrojen atada a un riel al mar o la quemen en un horno, la verdad saldrá a flote, pues aunque ellos lo nieguen, solo la verdad nos hace a todos libres, y quizá a ellos le devuelva la dignidad de seres humanos que tanto se han empeñado en perder.
Pobre diputada. Me da pena, pues perdió todo, TODO, lo que creyó ganar con creces. Me da pena, pero se lo merece. No hay excusa que la redima. La excusa, de hecho, agrava su falta, pues deja de manifiesto su ignorancia y su falta de inteligencia para trabajar (debe ser la única en Chile que no sabe que el Mamo Contreras escribió un libro o la única que hace denuncias sin verificar sus fuentes). Se lo merece, además, porque se queja de que el ministro Vidal revelara la información, pero ella pregonó por días que tenía información "exclusiva" que iba a hacer rodar cabezas y todo su séquito de amigos la alentaba y aplaudía. Se merece la humillación que se ganó. Se merece el escarnio público que ahora debe soportar.
La lección: no se juega con la verdad, no se juega con el dolor y no se defiende lo indefendible. El día en que la derecha entienda eso y de una vez defienda los derechos humanos y se aparte de la dictadura de Pinochet, ese día y solo ese día, será de verdad democrática.
Pero solo Dios sabe si llegará alguna vez ese día.
Vale.