domingo, 8 de diciembre de 2013

Consejos para un pobre y triste huevón...





Pobre y triste, huevón,
abre los ojos de una vez,
estás mal, Huevón, estás mal
¿Qué es eso de remar contra la corriente?
No ves que el mundo siguió su marcha
pese a tus reclamos
y seguirá marchando cuando de ti no quede
ni un recuerdo, ni menos
quien te recuerde.
Despierta, Huevón, despierta.
¿De verdad te quieres quedar a la orilla del camino?
Deja atrás tus supercherías
Qué es eso de Dios?
Qué es eso de hermanos?
Qué es eso de justicia?
La verdad, Huevón, la verdad
es que cada uno pela su propio chancho
y las uñas sólo deben rascar tu propio lomo
(o a lo sumo el lomo de quien puedas lucrar)
Si existe dios, Huevón, si existe,
es Mammón y ningún otro,
convéncete, Huevón, convéncete
y deja ya toda esa mierda, esa filosofía barata
esa sabiduría inútil de ratón de biblioteca
esa odiosa mentira del mundo interior.
Vive la life, Huevón, vive la life
no vaya a ser que te mueras sin haberlo 
hecho y probado todo
y si en el camino queda otros pobres huevones
tirados, allá ellos, que se jodan
la felicidad es para cualquiera,
pero no para todos.
Así que ya sabes, Huevón, 
pobre y triste huevón,
córtala con las quijotadas, déjalas para esos
libros que ya nadie nunca leerá
¡Adiós memento mori!
¡Bienvenido carpe diem!
No existe lo bueno y lo malo, Huevón
No hay más ley que ésta, Huevón:
Oferta y demanda,
El más fuerte sobre el más débil.
Entiende de una vez, Huevón, entiende
eres un dinosaurio: evoluciona o muere.
Después de todo: nada
no hay nada después de esto, Huevón, nada.
La trascendencia fue el invento más cruel jamás creado.

sábado, 23 de febrero de 2013

Los fumadores


Que me perdone mi padre. Que me perdonen varios amigos, compañeros, conocidos, colegas... que me perdonen, pero... ¡Cómo detesto a los fumadores!
No me malinterpreten. Quizá la mayoría son buenas personas, responsables, trabajadores... eso hasta que fuman. Hasta que empiezan a echar humo sobre moros y cristianos, hasta que sacan su dichoso cigarrito a la hora de comer, de tomarse un café, de conversar...
Hace poco estuve en un hospital. Llevé a mi abuela por un problema cardíaco. En la sala de espera, claro, nadie fumaba, gracias a Dios, pero a la salida de ésta, ¡Parecía chimenea! Usted dirá que era un área abierta y por lo tanto, se puede fumar... ¡Pues no! Estaba techada, por lo que el humo no se disipaba con facilidad. Pero, lo que es peor, había niños, mujeres embarazadas, ancianos y personas que, como yo, simplemente, no fumamos. Por supuesto que eso no era impedimento para que los esclavos de la nicotina fumaran y fumaran. A mi lado, una bella señorita, fumaba impunemente mientras me arrojaba humo sin compasión. Pasa lo mismo en plazas, calles, parques... sin ir más lejos, hace unas semanas, frente a un inmenso letrero de NO FUMAR colocado en el estacionamiento subterráneo del Mall Plaza Vespucio, tres mujeres fumaban muertas de la risa. Quizá no me hubiese importado mucho, de no ser porque estaban justo al lado de la máquina para pagar el estacionamiento. Con toda gentileza les señalé la prohibición de fumar que imperaba en el lugar. Por supuesto que sólo recibí por respuesta amorosos improperios... lo mismo me pasó una vez en el metro estación Lo Vial con un señor muy elegante que fumaba en las boleterías.
Y para qué vamos a profundizar en esa costumbre tan arraigada de arrojar colillas donde sea... ¿Ha observado alguna vez el piso del Paseo Ahumada? ¿El suelo de la Plaza de Armas? ¿Un paradero de microbús? Colillas y colillas por todos lados... lo mismo ocurre si usan fósforos para encender sus liados de cáncer.
En Chile, se supone que tenemos una ley bastante dura respecto al tabaco. En marzo, debiese endurecerse aún más, con la prohibición total de fumar en cualquier espacio cerrado (inclusive en hoteles, bares, restaurantes y discotecas), sin embargo, esta ley de nada sirve si no se produce el cambio cultural necesario. El cambio que haga de una vez entender no sólo los daños ya archicomprobados del tabaco, sino también el respeto que debe imperar por quienes no fuman, el respeto por los espacios públicos y el bien común.
Podría usted preguntar, amable lector, bueno, ¿Y qué pasa con los derechos de los fumadores? Pues bien, tienen derecho a fumar, sólo que no cuando eso implique dañar a los demás. En un bar "sólo para fumadores", podría usted pensar, qué mal hay en que se fume... ¿Y el barman fuma? ¿Los garzones, la cajera, los cocineros? El personal tal vez no fuma, pero está obligado a inhalar el humo de los que sí... eso se acaba en marzo, aunque pese a dueños de restaurantes y fumadores. En este caso la libertad individual debe supeditarse al derecho a la vida de todos.
Sé que mis quejas y la ley puede molestar a varios fumadores de sobremanera. Ya he tenido varias discusiones con algunos fumadores respecto a este tema... ¡Que la libertad, que el derecho! algunos fumadores incluso bien izquerdosos tratan de fascista a esta ley o a quienes la defienden... mientras, no les importa seguir llenando las arcas de la British American Tobacco cuando pagan más de dos mil pesos por una cajetilla de cigarros.
Para terminar, una última reflexión: fumar es malo. Basta de justificaciones, de eufemismos, de excusas. Fumar es dañino y punto. Todos lo saben, fumadores o no. Así como es malo el exceso de alcohol, el exceso de grasas y azúcares, la vida sedentaria, etc. Los fumadores deben aceptar esta verdad y desde ella también contribuir al cambio cultural que Chile necesita. Ojalá puedan dejar la opresión del cigarrillo, pero si no, por opción o por adicción, si siguen fumando respeten a los demás, no ensucien y no defiendan lo indefendible. Quizá sólo así, algún día, nuestro país deje de ser el único de la región en donde el consumo de tabaco aumenta en lugar de disminuir.

jueves, 17 de enero de 2013

I'm back


Ha pasado mucho tiempo. Un año casi desde que escribí por última vez aquí, en mi abandonado, pero bien amado blog. El 2012 no fue para mí un año sencillo, más bien podría decir que fue casi un año muerto, y eso que no se cumplió -afortunadamente- ninguno de los siniestros anuncios acerca del fin del mundo... siempre lo dije, era más sencillo creer que a los no tan dichosos mayas simplemente se les acabó la roca en que seguir tallando calendarios, que creer en el fin del planeta y la raza humana. Principio de parsimonia, simplemente. 
En fin, no sentí realmente ganas de escribir durante el 2012, y si de pronto me venían, pronto las sepultaba con televisión o viendo ridículas páginas en internet (ya me sé todos los memes de memoria...  desde los 150 primeros pokémon que no me pasaba). 
Sin embargo, quizá algo si cambió con el fin del año. Sentía cada día más la necesidad de volver a escribir, de opinar, de decir algo al mundo, aunque al mundo le importe un bledo lo que alguien como yo pueda decir. Así que por eso estoy volviendo a escribir. Aunque sea sólo como un ejercicio, un fútil empeño por trascender... un pequeño grito en la inmensa oscuridad, en el vacío, en la internet.