jueves, 20 de mayo de 2010

Attack of the red jackets! (o dejar al gato cuidando la carnicería)





Pensar que hace solo unos años, unos cuantos lustros apenas, el color rojo se relacionaba con todo lo malo, lo "demoníaco", por así decirlo. Los "curas" rojos eran perversos seres que ayudaban a esconderse a los terroristas que se oponían al gobierno. Los "rojos", así, a secas, eran esos anacrónicos comunistas que seguían pegados en la "UP" y sus mil días del terror. Se nota que hoy han cambiado los tiempos. Hoy, nuestras flamantes autoridades se han "empoderado" (palabrita que mucho les gusta y rescataron del diccionario de Corominas) del rojo. Sí. Cuales repartidores de pizza y con la patriótica e incomprendida tarea de rescatar nuestro escudo patrio, las nuevas autoridades se mandaron a confeccionar vistosas y 100% nailon chaquetas rojas con el escudo por delante y por detrás (me recuerdan un poco al traje del hombre araña).
Y así de presidente a paje (que vendría siendo algo así como gobernador o subsecretario) se pasean sobre las ruinas de las ciudades prometiendo más "viviendas de emergencia", ese lindo eufemismo para "casuchas", que permitan a las personas no seguir congelándose o mojándose en este invierno que se nos viene. 
Pero las chaquetas rojas aseguran protagonismo, aseguran resaltar entre el grupo. Dan la sensación de estar siempre en acción, trabajando o repartiendo pizzas, pero moviéndose. Con todo, las chaquetas parece que no son de muy buena calidad, porque ya se están deshilachando, es decir, en buen chileno, están mostrando la hilacha.
Nuestro ministro de salud era dueño de una de las clínicas más importantes del país y, ups!, el hermano del presidente choca a una persona, se fuga del lugar, se va a la clínica y recién le practican la alcoholemia 13 horas después...
Nuestro presidente es dueño de un importante canal de televisión y, ups!, debe nombrar al director del canal estatal nacional: TVN...
Nuestro ministro del interior, que pide a diario altura de miras y sensatez, asiste al congreso y no encuentra nada más inteligente que ofender a un diputado con información que encuentra en el Facebook de alguien anónimo...
Nuestro presidente, que fuera dueño de una importante línea aérea, la vende después de muchas presiones, pero con una hábil triquiñuela consigue pagar menos impuestos. La legalidad de esa triquiñuela debe ser revisada por el director de impuestos internos pero, ups! he did it again, el director es nombrado por el presidente...
Podríamos seguir, pero sería más de lo mismo. Nuestro presidente, en un derroche de inteligencia, señaló en Argentina que "Solo los santos y los muertos no tienen conflictos de interés", pero por lo visto el 95% de los chilenos estamos muertos o hemos sido ascendidos a los altares, porque no tenemos conflictos de interés en nuestro días a día. 
Lo que hoy ocurre con nuestras autoridades es uno de los grandes enemigos de la democracia: la concentración del poder. El poder económico, los medios de comunicación y, finalmente, el poder político. Todo cargado hacia una derecha voraz y ultraconservadora. Y aunque realmente nunca las autoridades incurran en delito o falta alguna, la sombra de la duda estará allí, lo que puede terminar siendo aún más dañino. 
Hemos de esperar que las chaquetas rojas solucionen de verdad sus conflictos de interés a la brevedad, aunque si he de ser sincero, lo dudo bastante, porque hasta ahora el pueblo a través de su voto, votó para dejar a los gatos que mientras más comen más hambre tienen, cuidando la carnicería.