martes, 14 de agosto de 2007

Nuevamente, la derecha.

Hace tiempo que no se producía en Chile una discusión tan interesante como la del llamado "salario ético". En un país como el nuestro, que rápidamente se acostumbró a comentar como noticias temas como el tamaño de las pechugas de la Olivari o si tal o cual casquivana anda con tal o cual "jurgolista" new rich, discutir realmente acerca de cómo se está repartiendo la "súper torta" del Chile neoliberal es para mí un motivo de alegría.
Cómo serán las cosas que un obispo medio díscolo (palabra de moda) o al parecer abiertamente "rojo" se atrevió a señalar que tal vez, podría ser, es quizá factible, posible, probable y altamente beneficioso, establecer y pagar un sueldo "ético" a los trabajadores. ¡Habráse visto, Dios mío, tal falta de respeto! ¡Un cura proponiendo medidas económicas! ¡alguien que no sabe absolutamente nada de economía! Qué falta de respeto y que atropello a la razón... Por lo visto, los curas de Chile no aprendieron nunca que deben abocarse a sus altares, a sus sermones y a sus oraciones en vez de estar metiédose es la política del país.
Obviamente, y poniéndose a la altura de la situación, los verdaderos sabios en la materia, es decir, los empresaurios, digo, empresarios, hicieron ver al dicho obispo su poco tino y absoluta falta de razón. ¡Si aquí muchos empresarios se sacan el pan de la boca para darle su galleta, quise decir, sueldo a los peones, perdón, trabajadores!, ¡Muchísimos miembros de la SOFOFA sacrifican una semana de vacaciones en Europa para pagar un año de sueldos mínimos! ¡Innumerables socios de la CPC dejan de cambiar el four wheel drive todos los años para pagar 20 años de salarios mínimos a sus empleados subcontratados a una empresa subcontratista de subcontrataciones filial de una contratista!

¡No, Señor, no hay derecho a tanta injusticia!

Este es el pago de Chile. Después de que los grandes empresarios de la patria salvaron a este país de mal agradecidos de la debacle en que ellos mismos por su irresponsabilidad se habían metido, los atacan, diciendo que quizá podrían pagar mejores sueldos. ¡No es posible! Si fueron nuestros grandes empresarios los que han hecho progresar a Chile, ellos, hombres "hijos del rigor", que se han forjado solos, sin la más mínima ayuda de nadie; hombres que compararon a las ineficientes empresas estatales y las transformaron en las maravillosas empresas privadas que soy hoy en día, juntando pesito a pesito, con su limitada educación de colegio privado. ¡Qué injusto es este país!

Además, que le interesas a la iglesia, ¿que haya mucho trabajo o que haya poco trabajo, pero bien pagado? Ven... es más importante muchos trabajadores con sueldo mínimo que unos pocos con buenos salarios. Es una perogrullada, ¿no?

Lo más emocionante de toda esta discusión absurda es que la derecha volvió al redil. Nuevamente se mostró tal y cómo es; como una alianza de hombres liberales que entienden que es el lucro y sus afanes los que mueven y desarrollan las sociedades. Si daba gusto ver a esa gran mujer que es la senadora Matthei -miembro del partido popular- defendiendo el derecho de los hombres trabajadores de este país de fijar ellos lo que consideran justo o no. Después de todo, si la empresa es mía, yo veré lo que pago, ¿o no?

YA, BASTA DE BROMAS

Lejos de toda broma está el hecho de que el salario no es "ético" sino justo. TODOS sabemos que con 145.000 pesos una familia no sobrevive al mes. El Estado debe asumir su responsabilidad eludida por tantos años en esta materia, pero sobre todo deben hacerlo los grandes empresarios del país.

No hablamos de subir los sueldos en 100% de la noche a la mañana en todas las empresas, principalmente en las pequeñas, pero sí en aquéllas que facturan miles de millones de dólares de ganancias todos los años y que SÍ pueden pagar muchísimos mejores sueldos. Hablemos de aquélla temporera que recibe 10.000 pesos por romperse la espalda recogiendo fruta de exportación que es vendida en miles de dólares. ¿Es eso justo?

Este tema es complicado de resolver en su raíz, porque involucra fibras muy finas del ser humano, como son el egoísmo, la codicia y la ambición. Y porque la solución pasa también por el complejísimo proceso de hacer verdad la justicia y la solidaridad.

En fin, como país tampoco hemos sido capaces de exigir y construir lo justo. Tenemos la mente tan dormida por la farándula, las teleseries y el reggaeton que no vemos más allá. Como dijo Marañón, "Cada pueblo tiene lo que merece" y Chile se merece a sus empresarios y a sus políticos. Sobre todo a su derecha, que, al fin y al cabo, siempre ha sido la misma. Al menos, es "consecuente" en defender lo que considera suyo por derecho, en este caso, la riqueza.

A mí, al menos, me sigue viniendo a la cabeza una de las frases celebres del Padre Hurtado: "comencemos por practicar la justicia, pues mientras no se ha cumplido la justicia no se puede pensar en caridad".

Vale.



Perdón, Señor, perdón y clemencia...

Me disculpo con mis pocos, pero fieles lectores, por el escaso (más bien nulo) avance de mi blog, pero ha habido en mi vida una serie de situaciones desafortunadas en este último tiempo que no me dejaron escribir con la constancia y rapidez que debí.
Prometo hacerlo lo antes posible.
Mientras, perdón y clemencia, como dice esa clásica canción de Vía Crucis.