miércoles, 2 de enero de 2008




Súper Mario Galaxy: ¡Okidoki!

Perdónenme la ñoñería queridos y escasos lectores, pero en esta ocasión es el corazón el que manda respecto a lo que estoy escribiendo ahora. Y cómo no, si me encuentro emocionada como hace años no estaba gracias a un videojuego. Ya les había contado antes acerca de mi particular relación con los juegos, en especial con los de la gran "N", como llaman los gamers a Nintendo. Pues sí, con algo de mal sano orgullo reconozco que fui uno de los primeros en tener una Wii, la nueva consola de Nintendo, en mi casa. La compré principalmente para poder jugar como Dios manda The legend of Zelda: The Twilight Princess, y debo decir que me di por satisfecho. Nunca había podido jugar con mis padres que -realmente- detestaban los juegos, pero con la Wii pude hacerlo, y, para mi sorpresa, ellos inclusive tomaron la iniciativa algunas veces. Con mi papá, antes de que enfermara (les contaré de eso alguna vez) jugábamos "golf" del que viene incluido en el Wii Sports y vaya que lo disfrutábamos.

Como siempre me resigné a las críticas de los detractores de Nintendo (Por si no lo saben, hay una férrea disputa entre los amantes del Nintendo, del PlayStation y más recientemente, del Xbox), acerca de que los juegos son gráficamente inferiores o parecen para preescolares. Concedo que gráficamente la Wii nunca será como el Play 3 o el Xbox 360, pero un juego no solo son buenos gráficos, sino diversión, novedad. Cuando un juego no te deja dormir tranquilo pensando en cómo pasar una etapa o tarareas su música en el metro mientras viajas, quiere decir que ese juego es genial.

Dicha experiencia casi "mística" solo ocurre en contadas ocasiones. La primera me pasó cuando conocí el Súper Mario Bros. de Nintendo en 8 modestos bits. En ese instante empezó mi pasión por los juegos. Todos los Marios de Nintendo fueron buenos y novedosos, y con Súper Mario World de Super Nintendo se coronaron las plataformas en 2 dimensiones. Yo sé que TODOS, alguna vez deben haber jugado un Súper Mario, aunque sea solo un ratito.

Muchos años después, y siendo ya adulto, recaí con el bigotón gásfiter. Era el genial Súper Mario 64 de Nintendo64. Ningún jugador del mundo podría contradecirme si afirmo que sentó las bases de la mayoría de los juegos en 3D que saldrían después. Sencillamente genial. No solo por sus gráficos, sino también po el mundo creado, sus desafíos y su música.
En ese mismo tiempo, el otro juego que no me dejó dormir fue el increíble La leyenda de Zelda: Ocarina del Tiempo; ¡Qué juegazo! Insuperable y de acuerdo a muchos entendidos, el mejor juego de la historia.

Como la idea no es alargarme más de lo debido, retomo el punto al que quiero llegar. Los juegos de Súper Mario son generalmente buenos, pero después del Mario 64 iba a resultar difícil superarse. El ejemplo es Súper Mario Sunshine, que sin ser un mal juego, dejó con gusto a poco a quienes nos gustan las historias del gásfiter italiano. De más está decir que el GameCube fue un fracaso como consola y como incentivo a jugar.

Pero eso cambió con Wii, y por eso estoy emocionado. El nuevo Súper Mario Galaxy es todo lo que los amantes del Nintendo podíamos querer. Una historia clásica de Súper Mario, mezclada a la perfección con todo lo bueno que podía ofrecer la Wii. Cómo siempre, el fontanero debe rescatar a la princesa Peach de las escamosas garras del perverso Bowser (sí, ya sé que eso no es muy novedoso) pero los gráficos, los mundos, la música y los retos son sencillamente maravillosos. Es un juego sencillo de jugar, pero a la vez complejo de terminar. Yo ya llevo 48 estrellas y hasta ahora, nada de él me cansa. Es todo lo que podía pedir en cuanto a juegos para esta Navidad.

Ya sé que más de alguno debe estar pensando que soy un nerd de lo peor que hay, y tienen razón, pero bueno, todos tiene sus pequeños dobleces, y los juegos son los míos.

Si alguien puede, lo invito a jugar el nuevo y maravilloso Súper Mario Galaxy para Wii.

P.D.: No, no trabajo para Nintendo.