martes, 27 de abril de 2010

"La Verdad os hará libres"



"Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; conocerán la Verdad; y la Verdad los hará libres". Juan 8:32


A quienes nos consideramos católicos, cómo nos ha dolido lo que ocurre con nuestra iglesia. A veces, se puede sentir uno solo contra el mundo. Cuando escuchamos a la gente decir cosas como: "Todos los curas son pedófilos", o "que la iglesia ya no tiene nada que dar a los hombres", no podemos dejar de dolernos. Me duele mi iglesia.

Me duele por sus propios errores. Me duele por las faltas de unos pocos que pagan muchos. Me duele porque no se actuó desde el principio como se debía, intentando encubrir, trasladar, olvidar lo que ocurría. Me duele por la soltura con que muchos hablan, los medios opinan y algunos prevarican. Me duele, sobre todo, por las víctimas, por quienes depositaron su amor, su fe en personas que debían estar al servicio de Dios, de Cristo y su pueblo, y se aprovecharon de su condición para cometer algunos de los crímenes más horribles contra otro ser humano. 

Hace tiempo que, lamenteblemente, la iglesia católica ha estado equivocando el rumbo. En Chile esto es claro y evidente. Durante los 70 y 80 fue una verdadera columna vertebrar de la sociedad chilena herida. Fue la que defendió a los indefensos. Fue la que alimentó a los habrientos. Fue la que protegió a los perseguidos. Fue la que se atrevió a hablar, siempre con la paz, a los dictadores. Pero en nuestros días, la iglesia se ha alejado de su pueblo. Se ha alejado de la acción social. No está, como se dice en buen chileno, "donde las papas queman".

Mucho obispo y mucho cardenal de "oración y espiritualidad", pero muy pocos de "acción y participación". No creo que el maná caiga del cielo para los pobres solo con esa espiritualidad. No caerá porque el maná lo tienen acaparado unos pocos y se lo venden en cuotas a los muchos. 

La iglesia debe decir la verdad y pedir perdón por lo que tenga que pedir perdón. Con humildad y con fe en su propio futuro. Pero las sociedad entera también debe dejar la hipocresía de lado. Para muchos es harto más fácil ser un críticos desinformado que un cristiano comprometido.

Tengo aún fe en que la iglesia avanzará hacia un futuro mejor. Tengo fe en que será más abierta al diálogo y la participación. Tengo fe en que así como salió fortalecida del Concilio Vaticano II, tiene ahora también la oportunidad de hacer grandes cosas para estar cada vez más cerca de su pueblo. 

Porque sigo creyendo en Dios. Porque sigo creyendo en la Verdad y sé que la Verdad nos hace libres.