No hay peores monstruos que los que uno mismo ha creado. La frase anterior, se aplica plenamente al siempre perfectamente despeinado Marco Enríquez Ominami, alias "MEO" según la prensa chilena, tan ingeniosa como siempre. Y es que si la concertación pierde la presidencia en diciembre, será más por sus errores que por las virtudes (escasas, claro está) de la derecha.
Enríquez es quizá el peor error de la concertación, un monstruo creado por la estupidez de algunos dirigentes, que despreciándolo solo contribuyeron a fortalecerlo. Y siguen fortaleciéndolo. MEO no ganará la elección y dudo que pase a segunda vuelta, pero que ayudará al "gerente" y su pandilla feliz a llegar a La Moneda, no hay ni que negarlo.
Hace solo meses, Enríquez Ominami no pasaba de ser un diputado "lolei" y buena onda que se paseaba para arriba y para abajo con su amigote Escobar... Eso hasta que se le subieron los humos a la cabeza y se le metió la idea de que además de ser pésimo director, podía ser pésimo presidente de la república. Estaba en todo su derecho, y decidió competir, pero no, los idiotas de siempre, que han socavado una y otra vez a la concertación, le dijeron nones, no lo tomaron en cuenta y, estoy seguro, se rieron de él. "¡Qué va a competir este gallo!" "Y a este, ¿Quién lo conoce?" deben haberse dicho entre carcajadas. Idiotas...
Si MEO hubiese participado en las primarias de la concertación, no habría pasado de ser una anécdota, un pequeño bache y todos a trabajar por Frei... pero no. Dale con "ningunearlo", dale con no "pescarlo". Lo inflaron, lo dejaron crecer entre pataleta y pataleta, entre berrinche y berrinche frente a las cámaras acusadoras de la televisión. "Que la concertación es un feudo" "que hay caudillos" "Que no dejan participar" y el show había comenzado.
Para empeorar las cosas, una vez que "Marquito" se instaló en las encuestas y en el inconciente colectivo de quienes no están contentos con la concertación, pero no le creen nada al gerente, en lugar de dialogar, de buscar acuerdos, de llegar a un trato como "Mira, Marquitos, ya que estamos con esas, en buena onda, el que pase a segunda vuelta apoya al otro, ¿Ok? ¡Ok!", siguieron atacándolo, despreciándolo, haciéndolo más grande. Pusieron contra la espada y la pared a su padre, como si no fuera anti natura que un padre no apoyara a su hijo y, para rematar el circo de la estupidez concertacionista, comenzaron a atacar a la esposa de MEO porque trabaja en TVN y, según algunos desgreñados miembros del comando de Frei, eso era poco ético, saltándose el hecho de que casi toda el área dramática de TVN había participado en las campañas desde Aylwin a Bachelet...
Mientras, el gerente y su séquito neoliberal se frotaban las manos y Frei: "Bien gracias, de eso no hablo".
Enríquez, hasta ahora, solo ha demostrado demagogía, transformándose en el digno sucesor de Lavín. Qué más demagogo que un candidato que a propósito de la pena de muerte, dice que "ate dilemas ético y morales, debiese ser el pueblo quien decidiese". Claro, el pueblo es experto en materias éticas y seguramente ocupará su razón y no su corazón si le preguntamos ¿Está usted de acuerdo con matar a los violadores psicópatas asesinos de niñas inocentes? Sobre todo, con la profesional mirada que nuestros medios le dan a las noticias de esta índole.
Con todo esto, solo gana la derecha. La culpa es del chancho, pero también de los que le han dado una y otra vez el afrecho. Los mezquinos egoísmos de unos y los mezquinos intereses de otros, pondrán a los más egoístas e interesados en el gobierno, encabezados por el gerente.
Vale.
Enríquez es quizá el peor error de la concertación, un monstruo creado por la estupidez de algunos dirigentes, que despreciándolo solo contribuyeron a fortalecerlo. Y siguen fortaleciéndolo. MEO no ganará la elección y dudo que pase a segunda vuelta, pero que ayudará al "gerente" y su pandilla feliz a llegar a La Moneda, no hay ni que negarlo.
Hace solo meses, Enríquez Ominami no pasaba de ser un diputado "lolei" y buena onda que se paseaba para arriba y para abajo con su amigote Escobar... Eso hasta que se le subieron los humos a la cabeza y se le metió la idea de que además de ser pésimo director, podía ser pésimo presidente de la república. Estaba en todo su derecho, y decidió competir, pero no, los idiotas de siempre, que han socavado una y otra vez a la concertación, le dijeron nones, no lo tomaron en cuenta y, estoy seguro, se rieron de él. "¡Qué va a competir este gallo!" "Y a este, ¿Quién lo conoce?" deben haberse dicho entre carcajadas. Idiotas...
Si MEO hubiese participado en las primarias de la concertación, no habría pasado de ser una anécdota, un pequeño bache y todos a trabajar por Frei... pero no. Dale con "ningunearlo", dale con no "pescarlo". Lo inflaron, lo dejaron crecer entre pataleta y pataleta, entre berrinche y berrinche frente a las cámaras acusadoras de la televisión. "Que la concertación es un feudo" "que hay caudillos" "Que no dejan participar" y el show había comenzado.
Para empeorar las cosas, una vez que "Marquito" se instaló en las encuestas y en el inconciente colectivo de quienes no están contentos con la concertación, pero no le creen nada al gerente, en lugar de dialogar, de buscar acuerdos, de llegar a un trato como "Mira, Marquitos, ya que estamos con esas, en buena onda, el que pase a segunda vuelta apoya al otro, ¿Ok? ¡Ok!", siguieron atacándolo, despreciándolo, haciéndolo más grande. Pusieron contra la espada y la pared a su padre, como si no fuera anti natura que un padre no apoyara a su hijo y, para rematar el circo de la estupidez concertacionista, comenzaron a atacar a la esposa de MEO porque trabaja en TVN y, según algunos desgreñados miembros del comando de Frei, eso era poco ético, saltándose el hecho de que casi toda el área dramática de TVN había participado en las campañas desde Aylwin a Bachelet...
Mientras, el gerente y su séquito neoliberal se frotaban las manos y Frei: "Bien gracias, de eso no hablo".
Enríquez, hasta ahora, solo ha demostrado demagogía, transformándose en el digno sucesor de Lavín. Qué más demagogo que un candidato que a propósito de la pena de muerte, dice que "ate dilemas ético y morales, debiese ser el pueblo quien decidiese". Claro, el pueblo es experto en materias éticas y seguramente ocupará su razón y no su corazón si le preguntamos ¿Está usted de acuerdo con matar a los violadores psicópatas asesinos de niñas inocentes? Sobre todo, con la profesional mirada que nuestros medios le dan a las noticias de esta índole.
Con todo esto, solo gana la derecha. La culpa es del chancho, pero también de los que le han dado una y otra vez el afrecho. Los mezquinos egoísmos de unos y los mezquinos intereses de otros, pondrán a los más egoístas e interesados en el gobierno, encabezados por el gerente.
Vale.
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